QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE LA FATIGA CRÓNICA Y LA FIBROMIALGIA?”
La fatiga, como hemos comentado, es uno de los síntomas más definitorios de la fibromialgia. En el Síndrome de Fibromialgia la proporción correcta de dolor-fatiga se estima en 80-20%, mientras que en el Síndrome de Fatiga crónica la proporción cambia de sentido. No obstante muchos pacientes presentan distintas proporciones 40-60%, 70-30% y algunos casos (se estima que el 8%) comparten ambos trastornos (50-50%).
Ambos síndromes comparten muchos síntomas (problemas de sueño, cefaleas, etc), de hecho se dice que entre el 20-70% de los afectados de Fatiga crónica están mal diagnosticados. Sin embargo existen síntomas diferentes, por ejemplo, los afectados del Síndrome de Fatiga crónica tienen fiebre (37,5-38,5ºC), dolor de garganta o dolor en las adenopatías de las cadenas ganglionares cervicales o axilares.
¿QUÉ ENFERMEDADES PUEDEN CONFUNDIRSE CON LA FIBROMIALGIA?”
Algunos síntomas, que forman parte del cuadro fibromiálgico, fundamentalmente el dolor y el cansancio, están presentes en un buen número de enfermedades reumatológicas crónicas.
Enfermedades como la artritis reumatoide, la espondiloartritis anquilosante, el lupus eritematoso sistémico, la polimialgia reumática, la artrosis, el hipotiroidismo, el síndrome de Sjögren y algunas neuropatías, deben incluirse en el diagnóstico diferencial (el médico debe comprobar que no se trata de alguna de estas enfermedades) de la Fibromialgia.
La diferencia la debe establecer el médico en base a la intensidad de los síntomas y al carácter generalizado de la Fibromialgia. Además hay que tener en cuenta que los paciente con fibromialgia pueden presentar en mayor proporción algunas de estas enfermedades, arriba indicadas, y los síntomas se pueden solapar.
“CADA DÍA ME NOTO PEOR, ¿TERMINARÉ EN UNA SILLA DE RUEDAS?”
La fibromialgia no es una enfermedad degenerativa, quiere decir que su curso no va a peor, se alternan periodos peores y otros mejores. Hay estudios que muestran que existen pacientes que mejoran de forma significativa con el paso de los años.
Cada afectado tiene un nivel máximo y mínimo en el que se mueve el trastorno y los síntomas asociados. Sin embargo, con el paso de los años algunos pacientes pueden añadir a la fibromialgia otras enfermedades (degenerativas) que la agravan, como la osteoporosis, la artrosis, etc. El conocimiento del trastorno hará que puedan sobrellevarlo mejor y no añadir más carga a esta enfermedad crónica.
“CUÁNDO ESTOY BIEN HAGO DE MÁS, Y LUEGO PASO VARIOS DÍAS SIN PODER MOVERME”
Las personas con fibromialgia, suelen caracterizarse por ser muy activas. Por este motivo cuando aparece el trastorno de dolor crónico suelen tratar de mantener su nivel de actividad para sentirse más ellos mismos y para que el dolor no les venza: “no va a poder conmigo”, sin embargo esta estrategia les aumenta la ansiedad, el cansancio y el dolor.
Por otro lado hay pacientes que dejan de hacer actividades: “no lo hago porque me va a doler”, pero a la larga esto hace que a nivel físico pierdan masa muscular, aumentando el dolor y el cansancio, mientras que a nivel emocional, en algunos casos, puedan llegar a padecer trastornos depresivos. En otros casos los pacientes cuando se encuentran mejor hacen de más y cuando están con mucho dolor reducen totalmente su actividad.
Por lo tanto, ninguno de los patrones anteriores son adecuados para los afectados de fibromialgia porque aumentan el dolor y el cansancio es por eso que tienen que aprender a buscar un punto de equilibrio entre la actividad y el descanso, anticipándose al dolor, haciendo las cosas de otra manera, pidiendo ayuda, cuidando las posturas, etc.
“¿HAY ACTIVIDADES PROHIBIDAS?”
Al contrario, lo que hay son formas no adecuadas de hacerlas. No se trata de cambiar las actividades sino la frecuencia e intensidad con que se realizan. Por ejemplo: si me gustaba bailar, tengo que elegir el día para ir a bailar, estar menos tiempo del que estaba, parar y descansar entre baile y baile y cuidar las posturas, ya que habrá movimientos que no podré hacer. Si aceptamos nuestras limitaciones las venceremos, si las ocultamos vencen ellas.
“¿POR QUÉ ES BUENO HACER EJERCICIO?”
Cuando un paciente de fibromialgia deja de moverse por el dolor acaba perdiendo masa muscular y vigor físico, eso hace que cada vez que tenga que realizar la misma actividad le cueste más hacerla y aumente su fatiga y bajo estado de ánimo.
Se ha comprobado que el ejercicio aeróbico moderado es el más beneficioso. No obstante debe graduarse en función del dolor, aceptando que cuando estemos mejor haremos más, sin ponernos metas irreales (“es que yo antes era….”) si no más acordes con nuestro momento actual (“ahora soy”).
“ME HAN DICHO QUE HAGA EJERCICIO PERO ¿QUÉ TIPO DE EJERCICIO ES MEJOR?”
En primer lugar antes de elegir un tipo de ejercicio habría que tener en cuenta las diferencias individuales: la edad, el curso del trastorno y las otras enfermedades asociadas.
El ejercicio más efectivo barato y es caminar (lo podemos graduar fácilmente y lo hacemos en cualquier momento).
También ayuda hacer movimientos suaves en el agua, ya que al flotar nos cuestan menos.
Además es de gran ayuda aprender una serie de estiramientos adaptados al trastorno que podemos practicar en casa en poco tiempo.
“¿POR QUÉ SI TENGO MUCHO DOLOR TENGO QUE IR AL PSICÓLOGO, ESTOY LOCA?”
Los trastornos de dolor crónico producen síntomas psicológicos como la ansiedad o la depresión, porque vivir día a día con el trastorno hace que nuestra vida se vuelva más complicada y que muchas veces nos supere.
Debemos recordar que el dolor es una de las situaciones más aversivas que existen y además hay que añadir sus molestos síntomas secundarios.
El psicólogo te va a enseñar cómo mejorar tu estado anímico, cómo disminuir tu ansiedad y equilibrar la actividad y el descanso y de manera indirecta, mejorar tu dolor. Además el tratamiento psicológico te ayudará a que aceptes lo que te ocurre y aprendas a vivir con el dolor.
“¿POR QUÉ EN OCASIONES ME PONGO MUY NERVIOSA, COMO SI NO PUDIERA RESPIRAR, CON PALPITACIONES, CALOR Y MAREO?”
Los trastornos de dolor crónico aumentan nuestro nivel de ansiedad, que es un mecanismo de defensa del organismo.
Cuando hacemos las actividades del día a día con dolor, como nos cuestan mucho, activamos “la alerta” (la ansiedad).
Todos l@s afectado@s de fibromialgia tienen una situación estresante diaria, que es el dolor, por eso suelen presentan mayores niveles de ansiedad que el resto de la población. Cuando esa ansiedad es muy elevada puede dar lugar a una crisis y entonces aparecen los síntomas de la ansiedad (taquicardia, ahogo, mareo, tensión muscular, sudor, etc.) que suelen experimentarse de una forma más intensa.
El problema es que con el aumento de ansiedad también aumenta, a su vez, el dolor.
La técnica más utilizada para luchar contra la ansiedad es la relajación. Hay diferentes formas de relajarse pero la más usada, por su rapidez, es la respiración profunda. Es una técnica de relajación y distracción. Consiste en coger aire por la nariz y llevarlo a la parte más baja de los pulmones (que se corresponde con el abdomen), tratar de hinchar la tripa como si fuéramos un globo, aguantar unos segundos (podemos contar: uno, dos, tres…) y a continuación soltar el aire por la boca lentamente.
Cualquier estrategia de relajación requiere de una práctica continuada y para aprenderla y practicarla adecuadamente debes acudir a un profesional.
“CUANDO TENGO DOLOR LO VEO TODO NEGATIVO Y A VECES PIENSO QUE ASÍ NO QUIERO VIVIR”.
El dolor, sobre todo si es intenso, aumenta nuestros pensamientos negativos, catastróficos, hace que lo veamos todo de color negro. Si además dejamos de hacer actividades, sobre todo las más gratificantes, corremos el riesgo de padecer un trastorno de depresión. Los pacientes con dolor crónico presentan más depresión que el resto de la población, aunque este hecho está más relacionado con la falta de adaptación al dolor que con la intensidad del mismo. Es normal, el tratar de llevar nuestro día a día nos supone un esfuerzo de tal magnitud que a veces no podemos más y dejamos de luchar.
La depresión se caracteriza por un aumento de los pensamientos negativos: pensamientos de culpa, de inutilidad, de fracaso, de desesperanza y en ocasiones de muerte (“si desapareciera, mi dolor desaparecería también”). No debemos sentirnos culpables por tener depresión, y añadir más carga. Si te sientes de esta forma debes acudir a un psiquiatra y/o un psicólogo, ellos te ayudarán a salir de la depresión. Recuerda lo más importante, no haces las cosas porque no quieres, sino PORQUE NO PUEDES.
“¿QUÉ ES LA SEROTONINA?”
La serotonina es un neurotransmisor, quiere decir una sustancia que está en tu organismo y que ayuda al sistema nervioso a estar activo. La serotonina se fabrica en las fases profundas del sueño y cuando hacemos ejercicio, por eso las personas que tienen depresión y fibromialgia, tienen un nivel más bajo de serotonina.
“HAY DÍAS QUE NO PUEDO PARAR DE LLORAR Y OTROS QUE TODO ME ENFADA Y ESTOY A LA QUE SALTA”.
El llanto o la ira son mecanismos de vaciado: imagina un vaso que se va llenando de agua, gota a gota, cuando está lleno el agua se sale, no podemos detenerla y además esto viene bien, porque así podemos seguir llenando el vaso.
Con este ejemplo quiere ejemplificarse la forma en que el dolor y todos los síntomas asociados nos van cargando y por qué en algunos momentos sin saber la causa necesitamos explotar llorando o gritando. Es bueno, es necesario, no te reprimas ni te sientas culpable, porque añadirás más agua al vaso. Aprende a vaciar el vaso con otras estrategias como el ejercicio, hablar con un amigo, distraerte haciendo algo que te gusta, haciendo relajación, o expresando tus sentimientos de forma asertiva (adecuada), etc.
“NO ME GUSTA COMO SOY, EL TENER FIBROMIALGIA ME HACE SENTIR INFERIOR A LOS DEMÁS, ¿ES NORMAL?”
El padecer un trastorno de dolor puede hacer que disminuya la propia autoestima: cambia la imagen que tenemos de nosotros y nos hace perder confianza. Es normal, sobre todo en las primeras fases del trastorno en las que el paciente debe aprender a conoce sus limitaciones. Además también cambia la imagen que damos a los demás y eso a veces puede suponer un problema. Puede ayudar el que te fijes en las cosas que haces bien, y trates de buscar tu nuevo yo en el día a día. A veces no tiene por qué ser peor, es diferente, puede que el trastorno te ayude a valorar cosas que antes no parecían tan importantes. Recuerda que lo fundamental es aprender a querernos.
Autoras:
Alejandra Martín Fernández. Psicóloga Clínica y máster en Terapia de Conducta.Psicóloga de Avafi
Mª José Cervantes Muñoz. Diplomada en Trabajo Social por la Universidad de Navarra.Trabajadora Social de Avafi.
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