“Erase una vez” con la sola mención de esta frase…. empieza la magia!!!
Si la magia no existe, nosotros somos capaces de crearla.
¡Cuántas veces, tras caernos, llorar porque la rodilla escocía y mientras te soplaban te decían…”a mi una vez me paso que….” Y empezaba una historia que te hacía olvidar el escozor de la rodilla!
No había televisión, ni vídeo- juegos, pero todos disponíamos de ese ratito mágico, esperado con ansia: el de los cuentos.
Bajo la manta del sofá, al calor de la lumbre, bajo las mantas en la cama antes de irnos a dormir… siempre, o casi siempre había alguien dispuesto a contar, leer, inventar una historia llena de magia para nosotros.
En casa, en la escuela, todos tenemos algún cuento especial en el recuerdo; a alguien especial que nos lo contaba.
A veces nos disfrazábamos, otras, bailábamos mientras inventábamos la canción para nuestra historia y así acabábamos convertido en cuenta-cuentos.
Historias de los libros, historias que no aparecen en ningún libro… pero siempre una historia para soñar, olvidar, SANAR.
Una vez adultos, seguimos comprobando (o a veces, soñando) que hay un lugar donde todo es posible, no hay situación de la que no se salga por difícil que sea, ni problema que se quede sin resolver y la herramienta está en nuestra mente, en la imaginación propia o ajena, ese lugar existe y está en LOS CUENTOS.
No hay lección que no pueda ser enseñada con ayuda de un cuento.
No hay público, sea de la edad que sea, que no saque provecho de los cuentos.
Hay cuentos para aprender
– a relajarse.
– a solidarizarse.
– a comprender.
– a aceptar.
– a perdonar
– a cambiar o adquirir hábitos.
– a mejorar nuestro interior.
En conclusión, los CUENTOS SON UNO DE LOS MEJORES INSTRUMENTOS PARA MEJORAR NUESTRA CALIDAD DE VIDA, PARA MEJORAR NUESTRA SALUD, PARA SANAR EL ALMA.
Autora: Mª José Cervantes Muñoz. Diplomada en Trabajo Social. Trabajadora Social de Avafi.