Soluciones neurológicas en Fibromialgia

CAMINO A..

Soluciones:

No existe un tratamiento mágico y totalmente curativo para la fibromialgia, pero existen suficientes remedios para aliviar de un modo significativo a un número elevado de pacientes y hay casos en los que se produce una recuperación completa. Las medidas que se aconsejan van dirigidas a mejorar la calidad de vida, la capacidad de afrontar los síntomas y el bienestar psicológico, que constituyen en realidad un tratamiento sintomático.

 a)     Medicina Tradicional:

–                     Fisioterapia y ejercicio físico

El tratamiento varía en función del grado y manifestación clínica de cada caso, por lo que debe individualizarse lo máximo posible. Los aspectos a valorar son: el dolor, la disfunción muscular y la impotencia funcional secundaria. El tratamiento requiere una participación activa del paciente, es sintomático y se basa fundamentalmente en disminuir la hipertonía muscular y conseguir relajación para paliar el dolor miotendinoso.

De los diversos métodos que se utilizan habitualmente, la práctica de ejercicio es el de mayor evidencia de efectividad, dejando las técnicas pasivas aplicadas localmente (ejercicio físico aeróbico supervisado, crioterapia local, termoterapia, termóforos, fototerapia, diatermia, ultrasonidos, masoterapia TENS de baja frecuencia) para los problemas locales concomitantes en muchos pacientes, como el dolor miofascial regional o las tendinopatías. El ejercicio debe ser supervisado en los casos con afectación moderada o severa, pudiendo precisar una instauración gradual.

El ejercicio físico se ha combinado con los programas educativos, realizándose en sesiones de treinta minutos a una hora con la misma cadencia que el programa educativo y se desarrolla de forma aeróbica, dentro o fuera del agua, y se aplica en grupo, ajustando la progresión de forma individual. Es importante que cuando se realiza ejercicio no se sobrepasen los límites individuales en cada paciente, ya que a veces el realizar un ejercicio excesivo conlleva un agotamiento marcado que impide realizarlo en los días siguientes.

–                     Psicoterapia:

Los factores psicológicos desempeñan un importante papel tanto en el inicio como en el mantenimiento de la fibromialgia.

Las técnicas psicoterápicas pueden ser de ayuda en el manejo de este problema y deben tener especialmente en cuenta la modificación de las conductas desadaptativas, la reducción de las conductas de dolor, el incremento progresivo de la capacidad funcional del paciente, la modificación de atribuciones, la promoción de las estrategias de afrontamiento adaptativas y el tratamiento de los trastornos psicopatológicos.

Es imprescindible educar a las familias para que puedan actuar de forma eficaz como coterapeutas. Las técnicas de relajación y biofeedback pueden ser de gran ayuda. Se recomienda la reducción de la activación emocional y de la tensión muscular excesiva mediante entrenamiento en relajación muscular progresiva. Deben incluirse técnicas de distracción y de transformación imaginativa del dolor y del contexto, así como técnicas de reestructuración cognitiva enfocadas a modificar las creencias y las atribuciones negativas sobre el dolor (por ejemplo, la catastrofización) y a promover la sustitución de las estrategias de afrontamiento no adaptativas (por ejemplo, la evitación de la actividad).

–                     Farmacoterapia:

El tratamiento de estos pacientes debe ir dirigido hacia dos objetivos: el control del dolor y el control de otros síntomas.

1.  Control del dolor:

Trata de aliviar el sufrimiento derivado del dolor generalizado, especialmente los dolores axiales y de las contracturas musculares dolorosas, localizadas y frecuentes.

No existe un fármaco ideal pero existen bastantes alternativas. Existen dos grandes grupos de fármacos que contribuyen a mejorar el dolor modificando la hipersensiblidad del cerebro al mismo; estos son los antidepresivos y algunos antiepilépticos (también llamados neuromoduladores).

Entre los primeros, el grupo de antidepresivos tricíclicos es el que ha demostrado mejor eficacia siendo al la amitriptilina el que se ha utilizado en la mayoría de estudios: No obstante son fármacos con muchos efectos adversos ( ganancia de peso, sequedad de boca, constipación..) por lo que en muchos caso se utilizan antidepresivos de otros grupos farmacológicos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Los ISRS (como fluoxetina o sertralina) pueden ser una opción de inicio en  el tratamiento y pueden combinarse para aumentar su eficacia con dosis bajas de tricíclicos.

Otra opción con quizás eficacia superior la constituyen los inhibidores duales de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) como la duloxetina, venlaflaxina y milnacipran (este último no está comercializado en nuestro país).

Algunos antiepilépticos utilizados en el tratamiento del dolor neuropático (especialmente pregabalina) han demostrado beneficio en algunos estudios y se pueden utilizar de forma combinada con los antidepresivos.

Además de los antidepresivos y la pregabalina hay un conjunto de fármacos que han demostrado eficacia en algún estudio y que deben considerarse como alternativas: ciclobenzaprina, tramadol, gabapentina, pramipexol y oxibato sódico.

También pueden utilizarse tratamientos analgésicos puramente sintomáticos que nos ayudan también a controlar el dolor; el que ha mostrado mejores datos de eficacia en los ensayos clínicos ha sido el tramadol; no obstante, como en el resto de terapias farmacológicas, las recomendaciones han de ser individuales en función de las características de cada paciente.

2. Control de otros síntomas:

De nuevo la amitriptilina es útil en el control de los trastornos del sueño (junto con la ciclobenzaprina o el zolpidem) y la fatigabilidad-astenia.

En las alteraciones del estado de ánimo se recomienda un ISRS como la fluoxetina, setralina o un dual como la duloxetina o venlafaxina.

En aquellos pacientes que presenten síntomas de disautonomía (temblor, mareos, taquicardias) se recomienda asociar un betabloqueante (propranolol).

b)     Medicinas y Técnicas Complementarias:

Globalmente existen pocos datos científicos que las soporten, si bien individualmente hay pacientes que se sienten mejorados con algunas de estas técnicas:

–                     Acupuntura: no hay evidencia para su recomendación o no, aunque ha habido algún estudio que ha mostrado datos positivos. Si el paciente nota mejoría no hay razón para que no lo utilice.

–                     Homeopatía: tampoco hay suficiente evidencia para recomendarla debido a las importantes limitaciones de los ensayos clínicos.

–                     Balneoterapia: Existe una evidencia limitada en la efectividad de los baños, ya que parece que su efecto puede durar hasta 6 meses, lo cual es una limitación en una patología crónica.

–                     Masaje: Aunque diversos estudios muestran un efecto favorable del masaje a corto plazo, hay limitada evidencia para recomendar el de forma sistematizada el masaje en los pacientes con fibromialgia.

 

RECOMENDACIONES generales para una mejora en la calidad de vida:

Somos conscientes del esfuerzo personal que supone vivir con esta enfermedad y levantarse cada día con fatiga y dolor e incluso, en los caso más avanzados, con dificultades para llevara a cabo las tareas más elementales.  A pesar de ello seguimos pensando que es muy importante el intentar conseguir que la enfermedad se convierta el eje de la vida de los pacientes. Por dicho motivo, nos atrevemos a dar una serie de consejos-sugerencias para la vida cotidiana que, por más de repetidas, siguen siendo muy importantes y que pueden ayudar al paciente a enfrentarse mejor con la enfermedad:

–  Es imprescindible que los pacientes conozcan bien la enfermedad utilizando los diferentes recursos que están a su alcance; como pedir información a su médico/s, acudir a la asociación de enfermos de fibromialgia, consultar libros de divulgación…El fin es poder aprender a reconocer aquello que les mejora y les empeora y así buscar alternativas o soluciones  a cada una de las situaciones que nos surja. En este sentido es crucial mantener una relación franca con nuestro médico en la que se pongan a discusión todos los problemas que conlleva nuestro padecimiento.

– Aunque sea un tópico, se debe intentar siempre aceptar la enfermedad y desdramatizarla adoptando conductas positivas, resaltando lo que nos hace felices y construyendo una base confianza en la posible mejoría de los síntomas.

– Deben controlar  las emociones negativas para evitar su cronificación. Si se dejan guiar por el estrés o lo negativo pueden sufrir trastornos psiquiátricos añadidos a la fibromialgia, lo que empeoraría de forma significativa su calidad de vida.

– Para el alivio del dolor no son útiles sólo los tratamientos prescritos; también ayuda la actitud y el tipo de vida (ej. Ejercicio físico). Es muy importante realizar ejercicio físico adaptándolo a las posibilidades de cada uno. Inicialmente cuesta empezar pero si descubrimos una tarea agradable que pueda empezarse de forma progresiva, en poco tiempo experimentamos una gran mejoría en nuestra forma física. Siempre hay que recordar que es tan negativa la inactividad como el realizar un número excesivo de tareas. Cada persona debe buscar y encontrar su equilibrio.

– Ayuda a mejorar la atención y  concentración el hacer un buen uso del tiempo; escoger las tareas más complejas del día para llevarlas a cabo en nuestro mejor momento; hacer una tarea después de otra; no olvidar practicar juegos de mesa y actividades lúdicas y de relación social.

– Para mejorar el descanso nocturno se debe intentar establecer un horario fijo tanto para acostarse como para levantarse, con ello se ayuda a regular mejor el sueño; se debe evitar hacer siestas prolongadas y el consumo de estimulantes

– El apoyo familiar y del entorno es un pilar fundamental, por lo que se debe potenciar haciéndoles partícipes de la situación, acudiendo a las visitas con el médico sin dejar a un lado el compartir tareas agradables y placenteras que nos hacen disfrutar en familia.

– Se debe intentar, en la medida de lo posible y aunque sea con esfuerzo, llevar un ritmo en la vida normal similar al que uno llevaría si no padeciera la enfermedad.

Autores: 

José Miguel Láinez Andrés.

Jefe de Servicio de Neurología. Hospital Clínico Universitario.

Profesor de Neurología. Universidad Católica de Valencia

Ana García Casado

Neurólogo. Servicio de Neurología. Hospital Clínico Universitario.

 Begoña López pesquera

Neurólogo. Servicio de Neurología. Hospital Clínico Universitario.

 

FUENTE: Guia Avafi: Se habla de Fibromialgia