La fibromialgia no es una enfermedad mental

D. Miguel Bixquert Jiménez.

El Dr. Bixquert, coautor de la «Guía Avafi 2012:Se habla de Fibromialgia», nos presenta en su trabajo el punto de vista de la medicina digestiva. Nos habla de la variabilidad de los síntomas, los agravantes, el papel de la persona que la padece y dejando claro que no es una enfermedad mental:

«La Fibromialgia, conjunto de manifestaciones crónicas, que se caracterizan por dolor generalizado (prácticamente continuo) en músculos y articulaciones, rigidez matinal, cansancio, fatigabilidad fácil, hipersensibilidad al tacto o roce cutáneo y problemas de sueño, que afectan el descanso nocturno. Han comenzado en la adolescencia o juventud temprana y se mantienen o agravan con el transcurso del tiempo.

Es muy característico que se añadan otros síntomas: entumecimiento, dolor de cabeza, espasmos musculares, reglas dolorosas, dolor de vientre, hinchazón abdominal por gases, estreñimiento, diarrea o hábito intestinal alternante, digestiones lentas e incapacidad para terminar una comida normal, etc. No es de extrañar, por tanto, que los pacientes con SFM sufran ansiedad y/o depresión  y manifiesten un notable deterioro de su Calidad de Vida Relacionada con el estado de Salud (CVRS).

Suele haber también una especie de “irritabilidad general”: al tacto, al roce, a los ruidos, a la luz, a olores no habituales o perfumes fuertes, al olor a comida y a la presencia de otras personas; también cierto grado de impaciencia y apetencia exagerada de dulces e hidratos de carbono (pan, empanadillas, patatas fritas, etc.). A veces sensación de quemazón dolorosa en las palmas y plantas de los pies que los afectados calman con agua fría; asimismo rigidez articular, sensación como de estar “oxidado”, dificultad para seguir una charla o una conversación y sobre todo para leer.

¿Sabemos a que se debe?.

Descrita por vez primera en 1953, entre 1970-80 se consideró una enfermedad psicológica, hasta que en 1984 se encontró una relación entre el SFM y otras enfermedades como la Fatiga Crónica, y el papel que ciertos neurotransmisores tipo noradrenalina, dopamina o serotonina juegan en su génesis, lo que zanjó definitivamente la sospecha de enfermedad psiquiátrica. En 1992 la OMS reconoció el síndrome como de origen “reumático”, y también la supuesta causa psicosomática se abandonó definitivamente. No es una enfermedad mental, porque las manifestaciones ansioso-depresivas son consecuencia del malestar generalizado, no su causa u origen.

 

A partir de 2006 los estudios de Resonancia Magnética Dinámica del Sistema Nervioso Central (SNC) demostraron una actividad anormal en la parte del cerebro que modula la sensación dolorosa, con disminución del riego sanguíneo en zonas mediales cerebrales. Asimismo se señaló un incremento de los niveles de sustancia P (neurotransmisor ligado a la percepción dolorosa) en el líquido cefalorraquídeo (que baña y protege la médula espinal y el SNC); también una disminución de precursores de noradrenalina, dopamina o serotonina, que juegan un papel importante en la inhibición natural del dolor corporal. En cambio se ha encontrado elevado el Factor de Crecimiento Nervioso, lo que facilita las interconexiones entre el SNC y la médula espinal, y además un aumento de los opiáceos endógenos (endorfina y encefalina), lo que sugiere un cierto fenómeno defensivo natural del cuerpo.

Los estudios con Tomografía de Emisión de Positrones (PET) han demostrado una reducción de la producción de dopamina en el tronco encefálico y el sistema límbico de estos pacientes, y una síntesis menor, tras estímulo doloroso, en los ganglios de la base del cerebro.

Los análisis del Electroencefalograma a partir de 1975, han demostrado ciertas alteraciones congruentes con los trastornos del sueño de estos enfermos. Además interrumpiendo constantemente la fase del sueño profundo en sujetos jóvenes sanos, se ha demostrado que sobreviene una tensión muscular generalizada, similar a la que sucede espontáneamente en los pacientes fibromiálgicos.

Otros estudios han demostrado una actividad pertubada del sistema nervioso vegetativo o autónomo, con reacción disminuida al estrés sea físico o psíquico; al mismo tiempo los mecanismos de contra-regulación también fallan y hay una hiperactividad simpática sostenida, particularmente de noche, con crisis de taquicardia e hipertensión ligera, lo que sin duda podría interrumpir o dificultar el descanso»

Autor:   Dr. Miguel Bixquert Jiménez. Profesor Titular de Medicina en  la Facultad de Medicina de Valencia en la UVEG. Jefe del Servicio de Medicina Digestiva del Hospital Arnau de Villanova de Valencia