1º premio en el VIII Certamen de Relato Breve Avafi

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En el VIII Certamen de Relato Breve Avafi convocado con motivo del Dia Mundial de La Fibromialgia y SFC, el 1º premio ha correspondido a Encarna Sánchez Hernández.

LA IMPORTANCIA DE NO DARSE POR VENCIDO

Cuando miro hacia atrás ni yo misma me creo hasta donde he llegado yo sola  con mi fuerza de voluntad, volviendo a levantarme tantas veces como he  caído,  una y otra  vez, cuesta,  pero aquí sigo, sobreviviendo. He vencido la incomprensión, la nostalgia, la tristeza, la decepción que me invadia. Para que no me hiciera daño he tenido que reinventarme, adaptarme  a mi nueva vida, a mis emociones y sentimientos, o eso, o darme por vencida y eso nunca.

No es que todos los días sean maravillosos, para qué engañarnos… Hay días que siento que ya no puedo más, que no merece la pena luchar tanto, pero algo se revela dentro de mi y me hace reaccionar, seguir adelante  con ganas de vivir, intentando ser lo más feliz posible, porque la vida es bella a pesar de todo, solo hay que abrir los ojos y ver lo  bonito que hay en ella.

Yo he sido una persona como tantas otras muy voluntariosa, siempre pensando en las necesidades de los demás, nunca en las mías. Yo podía con todo, mi energía no conocía limites, mi tenacidad me llevaba a hacer tantas  cosas al cabo del día que un buen día mi cuerpo protestó  y dijo: “BASTA  YA”. Fue entonces cuando se quedó  de forma permanente  a convivir conmigo el “señor dolor” y ya nada fue lo mismo. Por más que lo intenté  mi cuerpo ya no me respondía, ya no era la misma persona, el aspecto físico era el mismo pero mi cuerpo ya no tenía la energía de antes. Después de muchas visitas a los especialistas llega el diagnostico: “de eso no te vas a morir”… Pero tu vida ya no es la misma. Después llega la cruel realidad del día a día: convivir con el dolor y la  incomprensión de los que te rodean que piensan que tu puedes seguir siendo la de siempre y eso es lo que más duele, más incluso que el dolor físico, el tener que explicar una y otra vez que no puedes hacer las cosas que hacías antes, que te duele todo el  cuerpo , que estás todo el día agotada, sin fuerzas y así un día tras otro, siempre esperando que te comprendan, que te apoyen.. Y es ahí donde me di cuenta que te pasas la vida esperando que reaccionen los demás y el que tiene que reaccionar eres tu mismo, tú y solo tú tienes que mirar la vida de otra manera, te tienes  que cuidar, mimar,  quererte…Yo te  aseguro que tú solo puedes  hacerlo,  no necesitas a nadie.

Y yo reaccioné, el dolor he aprendido  a convivir con  él, está  ahí  compartiendo  conmigo el día a día. Lo peor como ya sabéis es la apatía, el cansancio, la decepción, el querer meterte en la cama  y no asomar ni la cabeza,  siempre con un pie en el abismo… Pero esas emociones he conseguido mantenerlas a raya, no me doy por vencida, porque como ya sabréis cuanto más dolor tenemos más desolación sentimos y es en ese momento cuando entramos en una espiral que no acaba nunca. Yo intento hacer cosas en las cuales me sienta bien interiormente y llega un momento que al “señor dolor” lo ignoro de tal manera que me deja disfrutar de las pequeñas cosas que me hacen realmente feliz.

El ser humano tiene una fuerza interior de la que ni siquiera somos conscientes, que ante las adversidades hace que nos levantemos una y otra vez para poder afrontar  el día con esperanza. Esperanza en la vida, en las personas, porque siempre hay alguien que nos quiere, que está  dispuesto a demostrarte su amor, su cariño, su amistad, su comprensión… y solo por eso vale la pena seguir luchando. En mi vida se han cruzado personas que nunca imaginé  el amor tan incondicional que me han demostrado, siempre están  ahí cuando las necesito y eso es lo más  bonito de la vida: la amistad sin reservas, el poder expresar tus sentimientos sin temor a ser juzgado. La vida es hermosa, somos las personas que  con nuestras acciones y sentimientos nos empeñamos en que se vuelva oscura  y vacía, no permitas que  nada ni nadie te amargue la vida.

Las personas como nosotros  con una enfermedad  que te incapacita para hacer “esas cosas” que necesitamos hacer para sentirnos bien, nosotros que necesitamos un apoyo continuo porque nos sentimos tan frágiles que ante cualquier contratiempo enseguida nos hundimos, tenemos que tener la mente tan despierta,  tan abierta, para no permitirnos bajo ningún concepto darnos por vencidos.

Hay que ver la vida de otra manera, olvidar como era antes, pues eso es el pasado ahora es el presente, es ahora cuando tenemos que ilusionarnos por vivir y merece la pena. Hay en la vida tantas pequeñas cosas esperándonos que no podemos desperdiciar ni un segundo lamentándonos, el futuro ya se verá, es ahora cuando hay que quitarse esa apatía, esa tristeza que nos invade de pronto. No podemos permitir que nos gane la batalla, bajo ningún concepto ¿tenemos derecho al pataleo? Si, eso si, pero solo eso, hay que seguir adelante.

Sólo depende de nosotros, nadie manda en nuestra mente porque somos los dueños exclusivos. Pero entonces ¿por qué esa nostalgia, esa tristeza y ese dolor que te desgarra el alma? Sencillamente son causados por nuestros pensamientos que van por libre dentro de nuestra mente, tenemos que poner bajo llave esos pensamientos oscuros porque, si no lo hacemos, se crean unos sentimientos de tristeza y desolación  que nos arruinan la vida.

Vamos a intentar convivir con el dolor (no nos queda más  remedio) pero con valentía, vivir esta vida con los ojos abiertos, disfrutando de las pequeñas  cosas, de las personas que nos quieren y esos pensamientos bajo llave en un rincón  muy apartado. Habrá  días que, sin darnos cuenta se abra la llave y nos inunde la incertidumbre, el sentir que ya no puedo más vivir así, que no aguanto más… Pero eso se pasa, os lo aseguro, tienes que ponerle ganas y luchar, nunca rendirte. Cuando más fuerte te sientas, más control tendrás  sobre tu vida, el dolor…. pues ahí  está, se puede sobrellevar con mucho ánimo, amor y sobre todo  ganas de vivir, porque la vida merece la pena vivirla. Aún no sabemos que nos deparará  el destino, por eso mismo hay que levantarse, una y otra vez, siempre. Cuesta, eso lo sé, pero  cuando lo consigues te invade una satisfacción muy grande, te sientes orgulloso de ti mismo porque lo has conseguido tu solo,  has recorrido un camino lleno de obstáculos  y has salido vencedor.

Imagina que todos  los días cuando te levantas hay un  muro de piedra delante de ti, hay días que hay un agujero  tan grande que ves la luz y pasas sin ningún problema; otros días el agujero está cerrado, tienes que saltar pero no puedes, te invade una tristeza y ansiedad inmensas, pues ahora es cuando tienes que reaccionar, ¿qué haces? ¿te quedas en un rincón llorando esperando ver la luz?, pues no, intenta trepar por el muro cogiéndote de cualquier saliente y así poco a poco, con mucho esfuerzo llegas arriba y ves la luz, y será entonces cuando te  sientas invencible  porque lo has logrado un día más.

En eso consiste el día a día,  en nunca darse por vencido, ante cualquier imprevisto que nos depare el destino estaremos fuertes,  preparados para trepar hasta arriba. De nada sirve lamentarse, nadie nos puede ayudar, solo nosotros mismos, poco a poco, es peor quedarse en un rincón, porque piénsalo, al final te tienes que levantar igual, ¿no?, pues entonces sal del rincón, levanta la cabeza y mira hacia arriba, porque es ahí  donde tenemos que estar, arriba,  con ánimo, porque la vida merece la pena vivirla a pesar de todo.

No merece la pena darse por vencido hay que seguir adelante, es muy importante, aunque solo sea por amor propio, por sentirnos orgullosos de nosotros mismos, por lo que sea, da igual el motivo, pero siempre adelante, viviendo y tratando de que nuestro día a día nos haga aunque solo sea  un poquito feliz, merece la pena, es muy importante no darse nunca por vencido.

NUESTRAS FELICITACIONES ENCARNA

Autora : Encarna Sánchez Hernández.

Por Admin

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